30 nov 2006

María

Era la tercera botella de vodka, el quinto churro de marihuana. Tres días seguidos bebiendo y no le veía fin. Creo que no tenía motivo para detenerme; es decir, qué diferencia hay con hacer cualquier otra cosa. En días como esos, la oscuridad es aterradora, nada comparado con la pureza de la noche, la perfecta armonía de una calle a las cuatro de la mañana, o el cuerpo de María envuelta en sábanas de sudor y recuerdos. Cuando abrí los ojos, estaba sentado en la parada del autobús, junto a una anciana que veía en mí a un vagabundo, a un desadaptado social. El calor era sofocante. Me levanté y quise ir a mi casa, pero no sabía dónde estaba. Entonces tomé un taxi. Cuando bajé estaba todo pegajoso y mi cabeza iba a explotar. Al entrar a casa me abalancé sobre la cama. Nunca supe exactamente cuántos días dormí. El hambre de mi gato me despertó, lo único que María no se había llevado. Después de beber tanto alcohol era necesario un regaderazo. Pero estaba demasiado cansado; además, antes debía limpiar ese odioso color rojo que dejó la sangre de María en el baño. Después de eso, ya pensaré con más tranquilidad qué hacer con su cuerpo.

3 comentarios:

samsa dijo...

Este está chido chido
Ya te iba a reclamar algunas cosas sobre María, pero te debrayaste al final :P Besitos :D

Atte. Tavi

Anónimo dijo...

Leer todo lo q escribes es agradable para mi, en de decir q este es uno de los q mas me gustan. nose q es lo q estarias pensando cuando lo hiciste pero Felicidades porq es muy bueno. SNRM

Anónimo dijo...

Esta muuuuuuuuuuuuuy chido!!!
Sigue escribiendo asi, me gusta, moucha imaginación amigo, jejje.
LFM