30 nov 2006

María

Era la tercera botella de vodka, el quinto churro de marihuana. Tres días seguidos bebiendo y no le veía fin. Creo que no tenía motivo para detenerme; es decir, qué diferencia hay con hacer cualquier otra cosa. En días como esos, la oscuridad es aterradora, nada comparado con la pureza de la noche, la perfecta armonía de una calle a las cuatro de la mañana, o el cuerpo de María envuelta en sábanas de sudor y recuerdos. Cuando abrí los ojos, estaba sentado en la parada del autobús, junto a una anciana que veía en mí a un vagabundo, a un desadaptado social. El calor era sofocante. Me levanté y quise ir a mi casa, pero no sabía dónde estaba. Entonces tomé un taxi. Cuando bajé estaba todo pegajoso y mi cabeza iba a explotar. Al entrar a casa me abalancé sobre la cama. Nunca supe exactamente cuántos días dormí. El hambre de mi gato me despertó, lo único que María no se había llevado. Después de beber tanto alcohol era necesario un regaderazo. Pero estaba demasiado cansado; además, antes debía limpiar ese odioso color rojo que dejó la sangre de María en el baño. Después de eso, ya pensaré con más tranquilidad qué hacer con su cuerpo.

1 nov 2006

mientras...

Fue un largo viaje, caminé desde Saturno para encontrarte. Sin importar los sinsabores, las lluvias y los aventones que nunca me dieron por mi aspecto descuidado. Tan sólo ayer me decías que para mí sería fácil enamorarme, que tan sólo me bastaría una piel sabor a coco. Te equivocaste. No tengo que decir que desde que te vi, sólo he estado esperando el momento en que me cortes el cuerpo y cada extremidad sea arrancada de mi ser con tijeras, con palabras. Mientras, te seguiré hasta el más helado de los infiernos; y en los días más fríos usaré doble calcetín, para no enfermarme, y así no contagiarte la gripa. Te dejaré excavar dentro de mi piel, a través de mis venas; también dejaré que seques mi cuerpo, que lo dejes sin sangre, ni una gota. A cambio de tu primera mirada del día. Un segundo dura el amor verdadero, lo que nos queda a nosotros es un recuerdo borroso, liviano. Mientras, yo no me canso de contarte a qué suena la melodía de la tormenta nocturna. Mientras los mitos se inventan en tu respiro, pero yo sólo te lo cuento en sueños, mientras te veo dormir.

'ladrón de bicicletas'

Vivo en blanco y negro, en un recuerdo lejano, donde los sueños quedan fuera de toda memoria, de toda realidad. Mis pasos titubeantes se mezclan con las penas monstruosas, con los ecos agonizantes que se dejan caer. Mi herencia inventada. Mi rostro fragmentado. Entonces me vuelvo una mezcolanza repentina. ¿Qué nadie se da cuenta que camino al abismo? Yo sí, lo sé. Aún así, me aferro fuerte a tu mano. Hasta que mis células sean devoradas por los gusanos galácticos, por ángeles negros que respiran detrás de nosotros. Me detengo. Veo caer las cuchillas desde el cielo, que me rebanan el alma. La fragmentan para su disección. ¿Esto quiere decir ‘x’, y aquello ‘y’? El alma disecada y estudiada, peor aún, hecha palabras. La decadencia abrumadora de seres que no saben cuando detenerse, que no saben que hay misterios que no deben comprenderse, ni siquiera el intento. Mi respiro sigue atrapado en una foto. Y mis manos no envejecen, tan sólo son olvidadas. Pero ni siquiera yo sé cuántas veces he vivido la misma vida, las mismas cosas, los mismos lugares, las mismas pláticas... se repiten tanto que se vuelven absurdas. ¿Cuándo será el día que el mercado esté vacío? ¿Cuándo las calles se llenarán de colores, de ruidos y risas que me vuelvan loco? ¿Cuándo descubriré que sí existe algo más allá de esta pantalla donde en cada vida mía los extraños se sientan a contemplar mi alma repitiéndose?. Me agarro más fuerte de tu mano, porque ahora es cuando comienzo a tener miedo.