4 abr 2008

Ay estos padrecitos.

El Episcopado Mexicano se pronunció a favor de la creación de una ley que otorgue protección a los ‘narcos arrepentidos’, dado que ha detectado que estos personajes ya arraigados al imaginario colectivo, realizan obras benéficas en sus lugares de procedencia, ''muchas veces también construyen una Iglesia, una capilla''. Partamos del hecho que el gobierno panista, en todos sus niveles [acompañados de grupos ultraconservadores como el Yunque, entre otros importados España], apoya abiertamente a la Iglesia Católica. Los párrocos ya alzaron la mano para participar en procesos de elección popular, argumentando que antes que sacerdotes son ciudadanos, a sabiendas que México es un país confeccionado por pequeños ‘pueblitos’ donde indudablemente los ‘padrecitos’ llevarían las de ganar, imagínate los espectaculares o spots: ‘’Vota por mi o te excomulgamos’’, nada alejado de la realidad. Si a esto, le añadimos que el regreso con bombo y platillo del Chupacabras –a falta de lancheros y ante el hastío del tema ‘Emos’ en los noticieros-, todo parece indicar que se reúnen los ingredientes adecuados para un golpe más al pueblo mexicano. Jorge Camil apuntaba en La Jornada que la reforma energética es un fantasma, ''nadie la conoce, nadie la ha visto'', quizá por ahí vaya encaminado todo esto, a repartir el todo el pastel mientras se pueda. El gobierno federal ha mostrado su gran capacidad para dirigir la nación a través de spots, ahora sólo falta que esas cifras y caras sonrientes y mensajes de crecimiento acelerado del país que aparecen en la pantalla toquen tierra, y de paso, porqué no, a las familias mexicanas. Cada quien escoge las batallas que habrá de librar, y el país está en la tablita: lucha o se queda felizmente sentado en el sillón frente a su televisor.

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