
Los momentos que me das han comenzado a ser insuficientes. Mírame, antes que el otoño sepia nos encuentre entre Cipreses, respirando polvo de estrellas. Bébeme entre las hojas marchitas, aquellas por las que camino descalzo, pasando la muralla escarlata. Y si dos mundos llegaran a colisionar, tómame de la mano, déjame en primera fila, para perseguir a esta pequeña estrella fugaz. Me quedaré por aquí un momento más, hundido en el ocaso carmín. Antes de que marche a la batalla, dame sólo una razón para volver, los tambores de guerra resuenan ya.